martes, mayo 19, 2009

Ontología del unicornio

Todo estudiante universitario lo sabe: cada escuela o facultad está presidida por un animal representativo para las justas deportivas: un totem, pues. Suele ser ramplón en sí mismo, pero digamos que hay de animales a animales, aunque todos sean del monte. Así, es relativamente soportable tener por mascota a un elefante, a un oso (¡je!), a un castor, etcétera. Pero hay casos verdaderamente bochornosos. Por ejemplo, cualquiera creería que la mascota de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL es la lechuza. Pos sí, ¿qué no? Digo, por derecho propio: es que la lechuza es sabia, es que la lechuza es misteriosa, es que la lechuza mis polainas, porque es la mascota de los güeyes que estudian derecho. Filo tiene el dudoso privilegio de tener al unicornio como mascota. Digo, el pinche bicho ni siquiera existe en la zoología. ¿Qué creen ustedes que piensa una persona en su sano juicio de unos muchachitos que salen a jugar futbol con un unicornio pintado en una camiseta? "No, pos por eso juegan así: en alguna parte de su cerebro imaginan que saben jugar..." Pa' pior deshonra, no hace mucho que pusieron una estatua de un unicornio rampante a la entrada de la facultad. No se ustedes, pero a mí me da repelús entrar a un sitio engalanado con semejante mamotreto. Pues hete aquí que la familia Hurón ha dado con el meollo ontológico del unicornio. El martes 19 de mayo del 2009, mientras la familia Hurón acudía a Filo para ver el mini tianguis de libros usados emplazado en la explanada de la facultad, el miembro más pequeño de la familia, la tierna Hurona, dijo en una exclamación que le salió de lo más profundo de su alma: "¡Mira, un caballito, para echarle moneditas!" ¡Oh, mes amis! ¡Es la puritita neta! El mugre unicornio de la entrada de Filo tiene talante (como dijera otrora Agustín Basave) de caballito de monedas de esos que hay a la entrada de las zapaterías Pingo. ¡Misterio develado! ¡Por eso es un circo nuestra nunca bien ponderada facultad! ¡Salud, bohemios!

lunes, mayo 18, 2009

Yes, master...

Igor: asistente del doctor Víctor Frankenstein en la versión fílmica protagonizada por Boris Karloff en 1931.

Este personaje no existe en la novela de Mary Shelley: fue una encantadora adición hollywoodense, y por lo tanto, es un personaje de tradición absolutamente cinematográfica. A los productores de las películas clásicas de horror (allá por el primer tercio del siglo XX) se les ocurrió que un científico loco se ve más cotorro cuando un freekie jorobado lo acompaña y le hace jale de gato. Igor es muy sufrido; se la pasa trabajando, no como negro, sino como indocumentado mexicano en Gringolandia; tira de la palanca del aparatejo con el que su científico loco en turno (no necesariamente Víctor Frankenstein) pretende devolverle la vida a algún jumento surcido con partes humanas provenientes de cuerpos diversos y dice "Yes, master" todo el tiempo.

El único referente literario que conozco de Igor es Cuasimodo, el del mismito Víctor Hugo. Tiene sentido: Cuasimodo era prácticamente el esclavo de aquel monje perverso y pervertido que le hacía la vida pesada en Notre Dame de Paris, así que funciona perfecto de asistente científico loco.

Como resultado de ver la película del mismo nombre, mi hija se ha vuelto fan de Igor. Para aquellos que no sepan maldita la cosa de quién carajo es Igor, aquí les dejo una galería de Igores: del más clásico al más reciente. Advierto que la lista no es exhaustiva.



Igor, en Frankenstein (1931)


Igor, en Son of Frankenstein (1939)


Igor Stravinsky (en cierta forma, también es un monstruo)


Igor, en Young Frankenstein (1974)


Igor, el de Winnie the Pooh


Igor, el sufrido mayordomo malvado del Conde Pátula :D


Igor (un bailarín muy buenote, que subí nomás porque tiene bonita estampa)


Igor, en Van Helsing (la película charra donde Hugh Jackman la hace de cazador de monstruos)


Igor, en Igor :)

Ahora bien, el verdadero héroe de mi nena en Igor, no es Igor, sino este cuate, Scamper, interpretado por Steve Buscemi.


Me recuerda al robot deprimido de La guía del viajero intergaláctico.

Feliz martes. Ovación para el que me ayude a localizar Igores que se me hayan pasado :D

sábado, mayo 16, 2009

La palabra misteriosa de hoy es...

RESILIENCIA:
En psicología, el término resiliencia refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponese a muertes o períodos de dolor emocional. Cuando un sujeto o grupo animal es capaz de hacerlo, se dice que tiene resiliencia adecuada, y puede sobreponer a contratiempos o, incluso, resultar fortalecido por los mismos. El concepto de resiliencia se corresponde con el término entereza.
De este modo se categorizan los sujetos en no-resilientes y pro-resilientes, existiendo una gradación intermedia. Se observa que a mayor actividad cognitiva y a mayor capacidad intelectual aumenta la resiliencia, no sólo emocional, sino de las neuronas de los sujetos. Ciertamente que no es absoluta la relación «mayor nivel intelectual = mayor resiliencia», pero estadísticamente es muy frecuente. El sujeto con mayores conocimientos y mayor capacidad intelectual puede procesar y elaborar más eficazmente los traumas y los factores distresantes.
Ante situaciones de catástrofe (natural o provocada por el ser humano) se debe considerar la formación de las llamadas comunidades resilientes y para éstas un tratamiento específico. Teniendo en consideración que la resiliencia psíquica es el resultado de múltiples procesos que contrarrestan las situaciones nocivas, se trata de una dinámica en la cual se podrían señalar las siguientes etapas:
Defensa y protección
El equilibrio que enfrenta a la tensión
Compromiso y desafío
La superación
La significación y valoración
La positividad de sí mismo
La responsabilización
La creatividad
Clínicamente se hace una diferenciación neurobiológica entre las personalidades no-resilientes y las pro-resilientes en situaciones de estrés postraumático. En los sujetos no-resilientes o poco resilientes se observan fenómenos llamados de alta call memory; tal call memory se define por la frecuencia e intensidad en que se reactiva en la memoria consciente el momento traumático o altamente distresor. Desde la perspectiva clínica, tales reminiscencias traumáticas se pueden presentar como flash-backs o como pensamientos intrusivos, siempre de modo compulsivo.
La investigación neurológica ha demostrado que tales evocaciones del trauma se generan con activaciones autónomas de diversas partes del cerebro, en especial las de la memoria y las de vigilancia, es decir, regiones del cerebro tales como los núcleos de la amígdala, el lugar azul o locus coeruleus, el hipocampo, y luego el neocórtex.

*Tomado de Wikipedia, ¡yey!