martes, julio 28, 2009

Pobres de las personas que están solas en un mundo sin belleza



Olvídense de los vampiros aristócratas, de los chupasangres adolescentes y de los vampiros vigilantes callejeros. Por encima de todo, olvídense de bodrios como Van Helsing, 30 días de noche y así.

Dado que somos primera parada de la producción de Hollywood, nos llegan precisamente imágenes de vampiros sofisticados, elegantes, delicados: es la imagen occidental del vampiro, que nos llegó de la mano de Sheridan Le Fanu y Bram Stoker. Según la tradición de Europa Oriental, un poco distinta de la que conocemos, los vampiros son salvajes, animalescos, feos, agresivos. Más parecidos a Nosferatu, más parecidos a zombies.

Déjame entrar es la última película de vampiros que este Hurón, su seguro servidor, se ha recetado en el cine de su localidad. Realizada en Suecia, cuenta la historia de Oskar, un niño de doce años -acosado por los abusones de su escuela y medio ignorado por sus padres divorciados- y de Eli, su nueva vecina: también tiene doce años, no siente frío, sólo sale de noche, huele raro, le gustan los rompecabezas y no parece sentir miedo de nada. Y ya no les cuento nada, porque no les quiero arruinar la diversión.

Déjame entrar está basada en la novela de John Ajvide Lindqvist.

No sé la novela, pero la película es absolutamente terrorífica y absolutamente hermosa.

Pueden ver el trailer aquí:

http://www.aullidos.com/videos.asp?id_pelicula=2966&VideoID=0

Y pueden leer un adelanto de la novela en la siguiente dirección:

http://www.dejameentrar.com/

Ojalá puedan verla en el cine.