viernes, mayo 30, 2008

El club

Hace años, cuando el Hurón y el Pachuco se fueron a vivir juntos en la misma madriguera, recibían la visita regular de los señores Sagaz y Sensato. Eran tiempos idílicos en los que nos valía madre desvelarnos, pendejear y llegar tarde al jale. Uno de nuestro temas recurrentes de conversación era el Club.

El Club fue uno de nuestros bizantinismos más frecuentes. En cierta forma, aún lo es. No nos ponemos de acuerdo para abordar el tema, pero la verdad es que cada uno de nosotros añade gente por su cuenta. El Club es un selecto grupo de actores-actrices que tiene en su haber interpretaciones de personajes históricos, literarios o comiqueros, lo cual los hace distinguirse de cualquier actorzuelo-actricilla de medio pelo. Mi último añadido es Eric Bana, que tiene el siguiente currículum:

Hulk (en The incredible Hulk)
Héctor (en Troya)
Enrique VIII (en The other Boleyn Girl)

Como me parece indigno de mi parte no proporcionarles la adecuada información, aquí van otros miembros notables del Club.

Richard Harris:
Marco Aurelio, en Gladiador
Dumbledore, en Harry Potter y la piedra filosofal / la cámara de los secretos
El abate Faria, en El conde de Montecristo
Abraham, en Abraham (serie de TV)
El rey Arturo, en Camelot
Gulliver, en Los viajes de Gulliver
Caín, en La Biblia

Johnny Depp:
Willy Wonka, en Charlie y la fábrica de chocolate
Sweney Todd, en Sweney Todd: el barbero demoniaco de Fleet Street
J.M. Barrie, en Neverland
Frederick Abberline, en Desde el infierno
Ichabod Crane, en Sleepy Hollow
Corso, en La última puerta
Ed Wood, en Ed Wood

Ian McKellen:
Magneto, en la serie de películas de X Men
Gandalf, en El señor de los anillos
Lear, en El rey Lear (próximamente)
Nicolás II, en Rasputín
Ricardo III, en Ricardo III
Reinhardt Lane, en La sombra
Yago, en Otelo
Hitler, Countdown to War

Ron Perlman:
Conan de Cimmeria, en Conan, Red nails
El protagonista (Larson) de En las montañas de la locura, si es que alguna vez llega a filmarla Guillermo del Toro
Hellboy, en la primera y segunda parte
En las series animadas de Batman, Superman y Liga de la justicia: Killer Croc, Bane, Clayface, Orion, Hades.
Dusharo, en Crimen y castigo
Boltar, en Prince Valiant
El que dice las leyes, en La isla del dr. Moreau
Salvatore, en El nombre de la rosa
Y nomás porque son lucideses: Vincent, en La bella y la bestia; y Amoukar, el cavernicola gigantón, en La guerra del fuego.

Bruce Willis:
Hartigan, en Sin City
John McLane, en Duro de matar

Joaquin Phoenix:
Johnny Cash, en Walk the line
Cómodo, en Gladiador

Gabriel Byrne:
D'Artagnan, en El hombre de la máscara de hierro
Satanás, en End of Days
El señor Bauer, en Mujercitas
Mussolini, en Mussolini (TV)
Cristóbal colón, en Cristóbal Colón (TV)
Uther Pendragón, en Excálibur

Kenneth Branagh:
Hamlet, en Hamlet
Yago, en Otelo
Victor Frankenstein, en Frankenstein

Patrick Stewart:
Charles Xavier, en X Men
Nemo, en la Isla misteriosa
Scrooge, en Cuento de Navidad
Ahab, en Moby Dick (TV, supongo)
Ricardo Corazón de león en Las locas locas aventuras de Robin Hood
Gurney, en Dune

Hugh Jackman:
Wolverine, en X Men
Van Helsing, en Van Helsing

Keira Knightley:
Ginebra, en Rey Arturo
Elizabeth, en Orgullo y prejuicio

Emma Thompson:
Elinor, en Sensatez y sentimientos
Beatriz, en Tanto para nada

Natalie Portman:
Ana Bolena, en The other Boleyn Girl
Evey, en V de venganza

Bruno Ganz:
Hitler, en La caída
Antoine de Saint-Exupéry, en Saint-Ex
Jonathan Harker, en Nosferatu

Viggo Mortensen:
Strider/Aragorn, en El señor de los anillos
Alatriste, en Alatriste
Lucifer, en Soldados de Dios
Tom Stall, en Una historia violenta
Frank Hopkins, en Hidalgo
... y dicen por ahí que será Edgar Allan Poe en una bio-pic acerca de Poe. Nada más.

Si ustedes recuerdan a alguien que debería estar aquí (porque no están todos los que son, ajá), nomás me hacen la observación. Y como yo creo que ya se dan una idea de cómo está el abarrote, pues ahi le paro. Tan-tan.

jueves, mayo 29, 2008

Rocky y Gokú


Domingo a las 10 de la mañana. El Oportuno y el Magnánimo se acababan de levantar. El Taco bien jetón, gracias a Dios, y nosotros desayunando tranquilos, sin berridos, gritos, ni manazos. Prendemos la tele y ¡toma! que ponen Rocky 2 en el canal 6. No, pos chido, que a toda madre, ahora resulta que Rocky es película dominguera-mañanera. ¡Qué mal pedo! Pero bueno, es lo más decente que han pasado un domingo por la mañana en semanas. Vale, déjala de fondo.

En lo que el Oportuno y el Magnánimo hacían cumplir el destino de su desayuno, la película avanza. Aburrida, aburrida, no estaba. Nomás que no nos da por ver películas de boxeadores, así que se nos hacía lenta. Rocky y Apolo Creel están en un hospital después de la mutua madriza que se pusieron en Rocky 1, y están convalecientes. Rocky anda de rol por la sala y por no dejar pasa a darle la vuelta a Apolo. Abre la puerta y dice con voz como de retardado mental (que no es más que pura dramatización, como sabrán el inequívoco acento de menso que tiene Silvester Stallone se debe a que en algún momento sufrió de parálisis facial; por eso no habla bien y sonríe que da miedo): "Apolo, ¿peleaste lo mejor que pudiste?" y el negrote responde fastidiadón: "Sí, lo mejor que pude." "¡Gracias!", responde el otro güey, y se va caminando muy tranquilo a su cama.




El Magnánimo, que le daba tremendas mordidas a su taco de queso, dice sin levantar la vista: "Uta, éstos dos ya parecen Gokú y Vegeta: ¡Insecto, somos de la familia guerrera de los saiya-jin, y me debes una pelea, y debes pelear lo mejor que puedas!". Y responde el Oportuno: "Ahora resulta que el Toriyama es pasmarote de Rocky y no nadamás de Supermán, como decía." Y seguimos desayunando muy a gusto.

El punto es que uno ya no sabe de donde va a venir la pasmareada. Al rato va a resultar que el Toriyama también leía la Biblia y el Quijote, y que sacó cosas de allí para Dragon Ball. El caso es que hacía mucho que no pensaba en Dragon Ball, y el domingo me tocó recordarlo de pronto, y con reminiscencias que no por lógicas son menos raras.

jueves, mayo 08, 2008

Mono, mi amon

Así es como Irene solía llamar al Moro, uno de nuestros dos gatos. En realidad, lo que quería decir con esto era "Moro, mi amor".

Me cae que nadie en el mundo le ha profesado un amor tan auténtico y macanudo al micho en cuestión. En su juventud fue un gato horrendo: negro, flacucho, con los pelos como de cepillo, esmirriado, y blanco consuetudinario de todos los gatos macarras del barrio. Luego de su castración (Erick, su veterinario, casi nos suplicó que lo dejáramos operarlo, porque se lo llevábamos mal herido al menos una vez por semana; hasta nos hizo precio), se convirtió en un tremendo gatote gordo y de aspecto temible, y entonces fue él el azote de los gatos de la cuadra. No había quién se acercara a la casa con semejante micho en el porche. Y como tenía el hocico larguirucho, las orejas puntiagudas, la cola larga y demasiado delgada, y de cuando en cuando le aparecían signos de calvicie, tenía finta de gato de bruja.

El invierno pasado le cayó mal a Moro. Empezó a perder mucho peso, y el pelo se le cayó de la cabeza y el cuello. Cuando el Oportuno y el Magnánimo le ponían cara de lástima y de rechazo, Irene se le acercaba con los bracitos abiertos y le gritaba "Mono, mi amon". Y el gatucho corría, porque le tenía bastante miedo a los cariños algo violentos de Irene, pero no se alejaba demasiado.

El pasado martes 29 de abril llegamos a casa y encontramos a Moro muerto. Parecía tener muchas horas así. Irene llegó dormida, así que no tuvo que verlo. El Oportuno y yo le cavamos con dificultades (es que ya no tenemos pala) una fosa en el jardín, junto a la de Ludo. Después de eso, me ha parecido que Irene lo busca al llegar a casa, pero no pregunta por él puesto que no lo ve. Además, aún tiene a Patón, su gato negro de peluche. A él le dice "Ven, mi amon, ven".

Moro, que en realidad se llamaba Ludovico el Moro, nació el 27 de diciembre de 2002. Tenía cinco años. Cuando nació, Juli, su mamá, aún no cumplía un año. Se quedó con nosotros porque nadie quería llevarse un gato negro. Fue uno de los gatos más cariñosos que hemos tenido, y era tan fiel, que más parecía perro que gato.