Se van los Bush, por fin. Finco mis esperanzas en que no haya ninguno otro pretendiendo ser presidente, ni de Estados Unidos ni del Club de Toby de su localidad. No tengo esperanzas en que Obama sea buen presidente, sólo en que sea menos sangre de plomo que Bush hijo, cuya única gracia es su perrito (que por cierto, no tiene mucha gracia).
Feliz martes. Para bien o para mal, y por las razones equivocadas (en ningún lugar del mundo debería ser extraordinario que un negro llegue a presidente, o una mujer, o un enfermo de sida, o un homosexual. Nomás Madedito no, por favor) es parte de la historia.
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