Esta tarde, mientras comprábamos un regalo para una amiguita del kínder que cumplía años, Irene vio flores en un estante de Soriana. Y dijo: "Quisiera comprarle algunas de esas flores a Dios para llevárselas. Así, ella sabría que la quiero mucho."
El Sr. Oportuno acaba de contarme que cada vez que empieza una película de la Columbia, y sale esa chica que parece estatua de la libertad, la Niké, o algo así, Irene piensa que la modelo es Dios.
Así que queda claro: Irene está convencida de que Dios es una estatua, y de que esa estatua es mujer. ¡Quiúbole!
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