Pues bien, que por fin se me hizo terminar la espera y fui a ver Batman: The Dark Knight Rises (como dice el Flaco: pero qué pinche nombre más largo, caray, pero juro que la película le cumple al título cabalmente). He esperado por ver esta película desde que terminé de ver Batman: The Dark Knight, y debo decir que estoy muy contenta. Más aún, demasiado contenta de lo que vi en la pantalla.
Como saben mis dos lectores (hola Pachuco y Flaco), Batman es un tema delicado para este honorable y nunca bien ponderado Hurón, que considera al bueno de don Murciélago no sólo uno de sus héroes literarios favoritos (a la par de Prometeo, Artagnan y Athos), sino uno de sus anclajes más firmes en esa actividad que es en la práctica el centro de su existencia: leer (bueno, reconozco que también me gusta hacer algunas otras cosas, como respirar, comer, beber, ver películas, dormir un poco, criar niños, amar esposo, reír con amigos y arrear alumnos). Así, cada mala adaptación de Batman se me ha convertido en una ofensa personal, cada adaptación buena en un maravilloso viaje de compañía, y esta trilogía, en particular, en una gozosa experiencia.
Las películas de Nolan tienen una virtud que le veo colgarse a muy pocas adaptaciones: la de ser criaturas enraizadas en sus orígenes, pero capaces de vivir su propia existencia (como el Hellboy de del Toro, pues). Sin dejar de estar atado a las líneas generales del cómic, Nolan ha construido un Batman muy personal, creíble, respetable y humano. Además ha tratado a don Murciélago no sólo con respeto (cosa que, por ejemplo, no hizo Schumacher), sino con verdadero amor.
Si me sigo extendiendo no voy a terminar nunca, y como no se trata de elaborar un ensayo de crítica literario-cinematográfica, me limito a exponer mis impresiones, algunas de ellas alimentadas de las propias reflexiones de mi Pachuco, de esta película, que para mí ha sido la que ha marcado este año:
- The Dark Knight Rises es un excelente fin a la trilogía que inició con Batman Begins: se toma el tiempo para narrar la historia del final del murciélago y para cerrar las tramas abiertas en las dos películas anteriores. Nolan se da el lujo de no dejar un solo cabo suelto: desde la aparición de Blake (que al Pachuco y a mí nos parece que es el pequeño a quien don Murciélago salvó junto con Rachel Dawes en Batman Begins) hasta la persecución que más allá de la muerte sigue ejerciendo Ra's al Ghul sobre Gotham.
- Como lo mencioné más arriba, Nolan ha sido un director muy amoroso con Batman: le ha dado espacio para nacer, desarrollarse, enfurruñarse consigo mismo y con el mundo y luego para resurgir y redimirse. Lo ha tratado con una deferencia digna de caballeros. Tal vez esto sea lo que molesta a muchos espectadores: un Batman tan marcial, tan comedido, que a pesar de soltar tremendos trancazos y desplegar ingentes recursos tecnológicos no resulta audaz o simpático al estilo de muchos otros héroes. Cuando veo al Batman de Nolan, veo a un Batman inglés, no norteamericano, y la verdad, eso es algo que me gusta muchísimo.
- Se trata de una película increíblemente épica, pero no la clase de épica que manejan por lo general las películas de superhéroes, que resulta estridente, hilarante y chillona. Esta es una película sobria, solemne, acompasada, pero estremecedora en los momentos en que debe serlo. Lo curioso es que está llena de clichés, pero están manejados con tanta dignidad que no resultan enojosos ni cursis, sino conmovedores, y, en ocasiones, simpáticos.
- Evidentemente, cada quien verá lo que desee en esta película. Batman es un cómic muy influido por la literatura (especialmente la gótica, claro está), y Nolan no parece estar desafilado en cuanto a lecturas literarias: el tono de la película aspira por momentos a la grandiosidad del teatro clásico, de la tragedia griega y el teatro isabelino. Tiene momentos muy memorables, como la primera aparición de Batman, que en conjunto con la música, y luego de saber que tiene ocho años sin entrar en acción, crea una expectativa similar a la de la Ilíada cuando Aquiles o Héctor salen al campo de batalla. Pero también tiene un elemento que no es sencillo encontrar en un héroe comiquero: la autorredención. Como en las obras de Dostoievski, llega el momento en que Batman deja de buscar la justicia, la bondad y el perdón en el mundo para buscarlas en sí mismo.
- A diferencia de Batman Begins (basada en Año uno), de Batman: The Dark Knight (basada en The killing joke y The long Halloween), Batman: The Dark Knight Rises tiene guiños a una gran cantidad de sagas limitadas y de la serie regular que Batman ha cobijado a lo largo de los años. He aquí algunas de las que se me ocurren a vuelo de pájaro, y quien haya notado otras que se me pasen por favor hágamelo notar: Kingdom Come (cuando Bruce se pone los exoesqueletos para ayudarle a mover su rodilla y sus hombros), The Dark Knight Returns (con el autoexilio de Bruce y su repentina vuelta a la acción, así como todas sus apariciones trepidantes por toda la ciudad), Officer down (con la caída en el cumplimiento del deber de Jim Gordon), toda la enormísima saga de Bane (Knightfall, Knightquest y Knightsend), Cataclysm (en la que Gotham queda destruida por un tremendo terremoto), Road to No Man's Land (en la que un impotente Bruce Wayne contempla como el mundo entero abandona a Gotham a su suerte), No Man's Land (Gotham queda abandonada al arbitrio de lo peor de la ciudad), la saga de Ra's al Ghul, Last Rites (el conmovedor lamento de Alfred en la parte final de la película está tomado casi literalmente de “Batman and the Outsiders Special 2009”), y Batman Reborn (cuando el joven John Blake decide tomar el lugar del murciélago como protector de Gotham).
- No sé al resto del mundo, pero a mí me pareció que la Catwoman de Anne Hataway es muy buena. Al fin Nolan le atinó con la elección de una actriz que diera el kilo para ser pareja de don Murciélago: no me esperaba que pudiera resultar convincente porque siempre que la veo me acuerdo de El diario de la princesa (y no se engañen, será de Disney pero es una película que me gusta mucho).
- El personaje de Bane es otro que resulta muy bien tratado por Nolan, que lo recrea y lo convierte en algo más que el despiadado Bane de los cómics: lo fusiona con Ubu, el sirviente de Ra's al Ghul, y lo convierte en la sombra protectora de Talia al Ghul, interpretada por una Marion Cotillard a la que se le da de maravilla hacerla de mosca muerta.
- Para mí, Blake fue una agradable sorpresa. El personaje interpretado por Joseph Gordon-Levitt es muy bello y cubre espectros disímiles: desde instigador hasta amigo y confidente. Siempre me ha sorprendido la manera en que Nolan construye personajes de apoyo tan profundos y hermosos, pero es algo que se le da muy bien. En este caso le hizo un homenaje respetuoso y entrañable a Robin, y no a uno en particular, sino a los tres que han marcado la vida de Bruce Wayne/Batman: Dick Grayson, Jason Todd y Tim Drake. A qué héroe encarnará en un escenario hipotético este joven, si a Robin, Nightwing, o alguno de los nuevos auxiliares de don Murciélago desde que DC se lo trajo de regreso de la muerte, es algo que no alcanzo a dilucidar, y ni falta que hace, pues al final la cosa que en realidad importa es que Gotham tiene un protector, y que éste usa el manto del murciélago.
Y al final estoy haciendo lo que no quería hacer: extenderme. Pero esto me pasa siempre con este cuate, con don Murciélago, porque, verán, no tengo con quién hablar acerca de él. Y el cabrón me encanta, me ha encantado desde que era niña y lo tuve por primera vez en mis manos en un cómic, desde que lo vi en la ridícula serie sesentera, y luego en los Súper Amigos, y luego en las películas de Burton, y luego en las de Schumacher (que el diablo se lo cargue al infeliz de mierda), y luego en las maravillosas Animated Series, y luego en Batman Beyond, Justice League, The Batman, etcétera, etcétera, etcétera. Es increíble como un personaje ficticio se convierte en parte de tus referentes y tu vida. Este cabrón me ha acompañado un buen de años, y supongo que siempre me va a acompañar, como Aquiles, Prometeo, Perceval, Arturo, Hamlet, Artagnan, Athos, Cyrano, y aquel maravilloso Henry IX creado por Ray Bradbury.
Bien por don Murciélago.
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