domingo, noviembre 28, 2021

Visitante inesperado

 Tío Anárbol me visitó en sueños. Viejo, como en los últimos tiempos que tuve la oportunidad de verlo. Sonriente y dicharachero, como lo recuerdo de toda la vida.

Estuvimos en su jardín, que ya no existe: sus hijas vendieron la casa y, por lo que sé, ahora es un estacionamiento. Amé ese jardín en mi infancia, y aún con cuarenta y tantos, visitarlo era una dicha agridulce. Antes era enorme, y poco a poco empequeñeció. Pero en mi nostalgia, es un jardín interminable e inconmensurable.

Sé que hablé con él, pero no recuerdo de qué. Te quiero, tío. ¿Me extrañas? ¿Extrañas a tus hijas? ¿A tus hermanos? ¿Vienes por papá?

A lo que sea que vengas, sé amable y gentil, como has sido siempre. 

Te quiero. Te extraño. Pero sobre todo, te quiero.

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