jueves, septiembre 27, 2007

Al pasar el tiempo



El Hurón es feliz porque tiene juguete nuevo. Se consiguió Casablanca en dvd. Y bueno, ustedes no tienen la culpa de sea autocondescendiente, pero en homenaje a mis héroes de la infancia (Rick y Louis, por supuesto), les dejo este texto de hace como cinco años. Feliz pre-fin de semana.

As Time Goes By

The fundamental things apply, as time goes by
Sam

Como toda fanática de Casablanca, me he preguntado qué habría pasado si aquella fatídica noche en que Rick e Ilsa se vieron por última vez, ella no hubiese abordado el avión que la salvaría de la persecución nazi, al lado de Laszlo, su esposo.

A esta interrogante he encontrado dos posibles respuestas.

Primera: en el último momento, Ilsa revela a Laszlo que su verdadero amor es Rick, y que no está dispuesta a abandonarlo. Laszlo, que se debe a su causa más que a su esposa y a sí mismo, parte en el avión y huye a América, donde continúa su lucha por la libertad. Por su parte, Rick e Ilsa escapan, ayudados por el simpático y corrupto Louis, oficial del gobierno colaboracionista francés. Pasan juntos un par de noches antes de cruzar la frontera y ser aprehendidos. Por supuesto, es Louis quien los delata. Ellos son enviados a un campo de concentración, donde mueren miserablemente, aunque felices de seguir el mismo destino. Louis es ascendido.


Segunda: en el último momento, Ilsa revela a Laszlo que su verdadero amor es Rick, y que no está dispuesta a abandonarlo. Laszlo se encoge de hombros y desea a Rick buena suerte. Rick e Ilsa se quedan en Casablanca, amparados por Louis, quien soborna a cuanto oficial se le pone enfrente para convencerlo de que ni él ni Rick ni Ilsa tienen que ver con la desaparición de Laszlo y la muerte del enviado del Führer. Rick abre un nuevo café, el cual no tiene el mismo éxito del Rick’s Café Americain. Rick se da al juego y a la bebida –es decir, a su condición natural–. Rick se vuelve mujeriego. Rick abandona a Ilsa y desaparece misteriosamente en Francia. Ilsa abre una casa de burlesque, donde regentea bellas señoritas. Se convierte en una exitosa empresaria y, al terminar la guerra, se casa con Louis. Procrean un par de niños, ninguno de los cuales se llama Rick.

Así, ante la evidencia de que las posibilidades de un final feliz derivan, si no en tragedia, en insolencia, es preferible el final triste: Ilsa aborda el avión del brazo de Laszlo y parte hacia la libertad y la desazón. Rick ve partir a Ilsa con la certeza de que será la única mujer a la que amará. Tras un momento de amargura, decide que la vida continúa, y que las cosas importantes y bellas, como el amor que no fue, permanecerán con él al pasar el tiempo.

Louis también debió entenderlo así, cuando en el inicio de aquella hermosa amistad, él y Rick se perdieron en la niebla y la atemporalidad de lo desconocido.

miércoles, septiembre 19, 2007

Temas huronescos


Yo que tengo corazón de pollo con ciertos temas y que me encuentro este textito de Javier Marías. Casi chillo como con "Enrique Noveno", de Bradbury. Va el extracto:

"Es muy posible que los fantasmas, si es que aún existen, tengan por criterio contravenir los deseos de los inquilinos, apareciendo si su presencia no es deseada y escondiéndose si se los espera y reclama. Aunque a veces se ha llegado a algunos pactos, como se sabe gracias a la documentación acunulada por Lord Halifax y Lord Rymer en los años treinta: uno de los casos más conmovedores es el de una anciana de la localidad de Rye, hacia 1910. Esa anciana, en su juventud (Molly Morgan Muir era su nombre), había sido señorita de compañía de otra mujer mayor a quien, entre otros servicios prestados, leía novelas en voz alta, y era durante estas sesiones cuando había observado que el fantasma de la casa hacía su aparición: cada tarde, mientras ella pronunciaba las palabras de Stevenson o Jane Austen o Dumas o Conan Doyle, veía difusamente la figura de un hombre joven y de aspecto rural, un mozo de cuadra o de establo. La primera vez que lo vio, de pie y con los codos apoyados en el respaldo del sillón que ocupaba la señora, como si escuchara atentamente el texto que recitaba ella, estuvo a punto de gritar del susto. Pero en seguida el joven se llevó el índice a los labios y le hizo tranquilizadoras señas de que continuara y no denunciara su presencia. La joven obedeció, y a partir de entonces, tarde tras tarde y con pocas excepciones, leyó para su señora y también para él, sin que aquélla se diera nunca la vuelta ni supiera de las intrusiones de éste. Cuando la señora murió, ella siguió en la casa, y durante unos días, desconcertada, dejó de leer: el joven no apareció. Convencida de que aquel muchacho rural deseaba tener la instrucción de la que seguramente había carecido en vida, volvió a leer en voz alta para invocarlo, y no sólo novelas, sino tratados de Historia y de Ciencias Naturales, todos los cuales el muchacho siguió escuchando con la misma atención, aunque ya no de pie, sino cómodamente sentado en el sillón vacante. La joven, que se fue haciendo mayor, le hablaba con cada vez más confianza, pero sin obtener nunca respuesta: los fantasmas no siempre pueden o quieren hablar. Hasta que llegó un día en que el muchacho no se presentó, y tampoco lo hizo durante los días ni las semanas siguientes. La joven que ya era casi vieja se desesperó: increpaba al silencio, hacía dolidas preguntas a la nada, lanzaba reproches al aire invisible, se preguntaba cuál había sido su falta o error. Aun así seguía leyendo en voz alta a diario, por ver si él acudía. Un día se encontró con que la señal del libro de Dickens que le estaba leyendo no se hallaba donde la había dejado, sino muchas páginas más adelante. Leyó con atención allí donde él la había puesto, y entonces comprendió. Había una frase del texto que decía: "Y ella envejeció y se llenó de arrugas, y su voz cascada ya no le resultaba grata". Cuenta Lord Rymer que la anciana se indignó como una esposa repudiada, y que le dijo al vacío: "Eres injusto. Tú no envejeces y quieres voces gratas y juveniles. Pero yo te he instruido y destraído durante años, y si gracias a mí has aprendido a leer no es para que ahora me dejes mensajes ofensivos. Comprendo que puedas ir en busca de otras voces, nada te ata a mí y nunca me has pedido nada, luego tampoco nada me debes. Pero si conoces el agradecimiento, te pido que al menos vengas una vez a la semana a escucharme y tengas paciencia con mi voz que ya no te agrada. Yo me esforzaré y seguiré leyendo lo mejor posible. Porque ahora que ya soy vieja soy yo quien necesita de tu distracción".

Según Lord Rymer, el fantasma del joven rústico no fue enteramente desaprensivo y atendió a razones: a partir de entonces, y hasta su muerte, Molly Morgan Muir esperó con ilusión e impaciencia la llegada del día elegido, la llegada de cada miércoles. Y se piensa que quizá fue eso lo que la mantuvo todavía viva durante bastantes años."

Javier Marías, "Fastasmas leídos", en Literatura y fantasma.

lunes, septiembre 17, 2007

Oh, Pasmaria, mi patria amada

¡Que mi brazo pierda su fuerza si tu nombre olvidare, oh, Pasmaria!

En librerías, lo "nuevo" de Alejandro Dumas

Con el título de El caballero Hector de Sainte-Hermine llega a las librerías españolas una obra inédita e inacabada de Alejando Dumas que Claude Schopp rescató.

Con el título de El caballero Hector de Sainte-Hermine llega a las librerías españolas una obra inédita e inacabada de Alejando Dumas que Claude Schopp, biógrafo y especialista del autor de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, encontró a principios de los noventa en la Biblioteca Nacional de Francia.

Buscando en los archivos de la hemeroteca, Schopp encontró una carta en la que Dumas hablaba de un texto que había escrito sobre las deudas de la emperatriz Josefina y del problema que le podría ocasionar entre los periodistas bonapartistas. "Soy bastante pretencioso, porque pretendo saberlo todo de Dumas y no me gustó encontrar algo de lo que no tenía conocimiento", asegura el investigador galo.

Así, examinando minuciosamente los rollos del microfilme del periódico Le Moniteur Universel dio con un folletín que se publicó del 1 de enero de 1869 al 26 de octubre del mismo año. "En ese momento me sentí como un Cristóbal Colón descubriendo América", dice Schopp. No es para menos, se trataba de la última novela de Alejandro Dumas. La que no pudo acabar debido a una enfermedad que le provocó la muerte.

Madrid/El Mundo

Gracias, Davo, que nunca me dejas perder el rastro de mis pasmareadas. Además, la nota por sí misma tiene su valor literario: no es difícil imaginar al investigador pasmarote brincando como chapulín al encontrar la novelita perdida. Como siempre: Pasmaria, tus hijos flotan. Y no nada más en Monterrey, también en Francia.

viernes, septiembre 07, 2007

¡Feliz cumpleaños, D!


Mi querida amiguis, hermana del alma, compinche de múltiples aventuritas y compañera de estudios la D cumple años el día de hoy. Este es el número 13 que me permite compartir a su lado. Muchas felicidades, D. Que la pases chido, recibas muchos regalitos, comas pastel hasta hartarte y sobre todo, que tengas salud, a tu familia a tu lado siempre, y todas las cosas buenas del mundo. Besos, besos, besos.

lunes, septiembre 03, 2007

Now and Forever

Aquí les dejo una nota sobre Bradbury que el Davo, siempre avisor, me pasó. Feliz inicio de semana para todos.

Reeditan al Bradbury clásico

David Shaftel

LOS ÁNGELES - Aunque la edad ha disminuído el ritmo de Ray Bradbury, aún habla con efusividad. Debido a los estragos de una apoplejía que sufrió en 1999, ahora dicta su trabajo vía telefónica a su hija en Arizona, quien lo graba y lo transcribe antes de reenviarle el texto editado por fax. Bradbury trabaja en un sillón de piel bien acojinado en un estudio recubierto de estantes con cintas VHS.

La habitación está repleta de modelos de dinosaurios, naves espaciales y el submarino Nautilus de Julio Verne, su propio Emmy empolvado, el Oscar empañado de un amigo y un televisor de pantalla plana de 52 pulgadas muy parecido a los que presagió en "Fahrenheit 451".

"Estoy rodeado de mis metáforas", dijo Bradbury, quien reconoce que la ciencia en sus libros a menudo es imperfecta y sólo sirve como vehículo para su ficción. Él suministrará la inspiración, dice, y dejará que los científicos se preocupen de los pormenores.

"Las artes y las ciencias están vinculadas", continuó. "Los científicos tienen que tener una metáfora. Todos los científicos empiezan con la imaginación".

Ray Bradbury cumplió 87 años el 22 de agosto y el célebre escritor de ciencia ficción y fantasía ahora da una vuelta de la victoria, por así decirlo, en parte como resultado de buscar en sus extensos archivos trabajo raro e inconcluso. Este verano, publicará varias obras por mucho tiempo olvidadas, entre ellas borradores experimentales y sus primeros escritos.

En septiembre, William Morrow lanzará "Now and Forever", colección de las breves novelas jamás publicadas "Leviathan '99" y "Somewhere a Band is Playing", con una edición de esta segunda, más amplia en contenido y de tiraje limitado, publicada simultáneamente por una editorial independiente. Esto corona un año en el que a Bradbury le fue otorgada una distinción por su ilustre trayectoria por parte del Consejo de los Premios Pulitzer.

Bradbury inició su viaje literario, en 1939, con la revista Futuria Fantasia, que él mismo publicó cuando tenía 18 años. Este julio, la casa editorial Graham Press formó una antología y reeditó los cuatro números de la revista. La publicación fue financiada por Forrest J. Ackerman, uno de los máximos admiradores de la ciencia ficción y el hombre que, se dice, acuñó el término sci-fi; sólo se imprimieron 100 copias originales y contienen trabajo inicial de futuras luminarias de la ciencia ficción como Hannes Bok y Robert Heinlein.

Sam Weller, biógrafo autorizado de Bradbury, dijo: "Futuria Fantasia siempre ha estado fuera del alcance de todos, salvo los fanáticos de hueso colorado que podían darse el lujo de rastrear las copias vía casas de colección o subastas, nadie las ha visto nunca, mucho menos, ha sido propietario de ellas".

Bradbury, quien hace décadas abandonó la lectura regular de ciencia ficción, está cómodo en su calidad de externo, si bien se muestra un poco cascarrabias. "No necesito ser reivindicado, ni quiero atención", dijo. "Nunca cuestiono y nunca le pido a nadie su opinión. Ellos no cuentan".