La D y yo lo conocimos en la Facu. Estudiaba Letras, como nosotras. Trabajamos juntos un tiempo. Aunque no puedo decir que lo conocí a fondo, resultaba agradable y era chido platicar con él. Siempre parecía andar en las nubes. Pasmarote de la música y los libros. Dicen (a mí nunca se me hizo escucharlo) que tocaba la lira de poca madre. Supongo que son pocas cosas que decir de una persona, pero son buenas cosas. Su ausencia en el mundo deja un hueco indudable en su familia y amigos.
Poncho, Niño Bonito. Un beso donde quiera que estés.
1 comentario:
Gracias por el homenaje, Yas. Creo que Alfonso anda dándose el último rol por entre la raza, despidiéndose a la manera en que seguramente se despiden los que parten. Y sé que apreciará estas líneas.
Cuídate, chica. Ya sabes que en cualquier momento te doy la sorpresa por allá.
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