La Conspiración

El Pachuco lo ha dicho una y otra vez: somo víctimas de una conspiración que nos impide llegar a tiempo a SU trabajo.

Hoy la Nena nos dio el primer susto de nuestra convivenvia: amaneció con fiebre de 38 grados.

Realmente no es gran cosa. Se despertó grite y grite, como últimamente se le ha hecho costumbre, y luego de unos minutos de confusión madrugadora nos dimos cuenta de por qué. La señorita tenía el pañal SUCIO, como de bebé de dos meses, embarrada por todas partes. Así que la bañamos, qué remedio. Un ligero retraso y nada más.

Todo habría ido bien, pero notamos que no se le quitaba lo calientita y luego, ya en el carro y en camino a la sede de la Compañía de Luz y Fuerza, vomitó como poseída el biberón enterito que se acababa de embodegar. Eran como las siete y veinte y ya era bien tarde, estábamos en un congestionamiento de la puta madre, y con la histeria de que la güerca no estaba bien.

A las quinientas, llegamos a casa de doña Luz, con quien ya nos habíamos reportado. Nos recibió LLORANDO porque la Nena estaba enferma. Y la güerca estaba CAGADA de risa. Lo de cagada, en este caso, es una licencia poética.

En fin, después de tantos avatares, el Pachuco me trajo al trabajo, donde he pasado el día más aburrido de mi vida. Él llegó a su trabajo después de las tres, luego de haber llevado a la Nena con su pediatra y de un tráfico espantoso. Saldrá a las seis si tiene suerte.

Así es como se pasa un día que desde el principio pinta para el desastre. Pinches conspiraciones. Sospechamos que esta es de los productores de autopartes, que saben que si vas lento, te vas a chingar los frenos, o el clutch, o cualquier otra chingadera del coche. Seguramente envían a sus esbirros a que congestionen las calles.

Pásenla chido.

¡AH! ¿Y la Nena? Muy bien, gracias. Arrojó lo que le estaba haciendo daño en el consultorio del pediatra y desde entonces anda como si nada. Y ahora sí, ahi nos...