Burocracia

Dos semanas de llamadas telefónicas inútiles, babosas e interminables. No continuas, claro, porque MM me ha tenido ocupada en negocios varios, desde pasar en limpio notas hasta llevar a cabo trabajo sucio.

Por fin hoy me comuniqué con el viejito de Recursos Humanos que me podía ayudar, y me dice "pues fíjese que no hay un reglamento claro para eso que usté me pregunta aquí en la Universidad, aunque ya me he cansado de decirle a todo mundo que se ocupa. Pero mire, háblele usté a... (lista de cuatro o cinco personas y dependencias). Ellos le pueden informar con más autoridad que yo acerca de sus dudas. Pase bonito día del amor y la amistad, que Dios me la bendiga".

Me frustra, lo confieso. Ahora tengo que iniciar una nueva ristra de llamadas inútiles, babosas e interminables. Y cuando por fin de con la persona que presuntamente sabe el chisme que me hace falta saber, va a iniciar una nueva serie de llamadas inútiles, babosas e interminables...

Es lo único que verdaderamente extraño de ser maestra. Cuando el güerco en cuestión me preguntaba si había pasado o no, un "ya la hiciste" o "ya te chingaste" lo arreglaba todo. Ojalá las cosas por acá fueran así de claras y expeditas.

Pasen bonito día, preferentemente con amor y amistad. He dicho.