martes, noviembre 14, 2006

Críters of de náit


¡Esa raza!


Ya pasó el trauma de la presentación. Las críticas generales de los críticos autorizados (es decir, Mari, Liz, Engendro, Elfo y Pachuco, además de uno que otro cuate que anduvo por ahí: mil gracias, Adiel y Rocío) dicen que la lectura estuvo chida aunque apresurada, y que el texto enviado por la presentadora (que no asistió por razones desconocidas que no nos interesa desentrañar) no estuvo precisamente chido. No, no se trata de que no piropeara el libro (no lo hizo para nada y no tenía por qué hacerlo), sino que al parecer lo redactó con absoluta falta de interés. Sin embargo, a pesar de todo y contra todo, estuvo chido. El Pachuco leyó el texto de la presentadora, estuvo a punto de agregar un par de comentarios de su propia cosecha al respecto pero se aguantó y la cosa terminó con bien.


La presentación del libro de poesía del Giorgos estuvo bonita, porque tanto él como Mine estaban contentillos, y la inauguración de la muestra visual estuvo rapidina y chida. Lo demás fue comer, pistear, platicar y comer más.


El Sr. Oportuno, alias Pachuco, padre de la Hurona y presunto compañero de mis andanzas (digo presunto porque no sé si quiera que lo embarre en cada guarrada que hago) sugirió que posteara aquí la mini introducción que había redactado para la lectura. No es realmente una introducción, es una notita que escribí por si Mine decidía a última hora que no leyera el cuento, o por si simplemente se ofrecía. Anuncié que iba a leerla, pero a Mine le dió la histeria y dijo con una despistada seña que no. Así que procedo a recetárosla.


Unas palabras…

El primer cuento de horror que leí en mi vida fue “El almohadón de plumas”, de Horacio Quiroga, en secundaria. Me costó un tiempo deshacerme de la imagen del bicho gordo aquel que acabó con la vida de Alicia y más tiempo aún entender por qué me había asustado: el bicho realmente existía, en nuestro mundo físico, en nuestra realidad inmediata. Aunque supongo que encontrarse con la almohada exacta que contenga la pluma donde se aloja el bichito que te succiona la sangre mientras duermes es una cuestión de azar y no tanto de realidad constante.

No diré que desde entonces me ha gustado el relato de horror porque no es cierto. El género estaba discretamente vedado en casa y los contactos con él eran esporádicos y aleatorios; igual me tocaba leer relatos buenísimos que textos de lo más chocarreros, en el sentido de lo caótico. Lo mismo el cine. Lo mismo (aunque más de lo segundo) la televisión. Mi vida de lectora se forjó alrededor de los clásicos, de la mitología y de lo que me recomendaban en la escuela mis maestros. Entre tantas recomendaciones llegué a aquella que es obligada: Drácula, y decidí que valía la pena aquel mundillo. Esto sucedió cuando ya pasaba de los veinte y desde entonces el horror se ha convertido en uno de mis temas de lectura favoritos.

Durante años me privé de la lectura del relato gótico, porque en general la gente a mi alrededor hablaba mal de él. Lo trataban, y lo siguen tratando, de subgénero, acentuando mucho lo de “sub”. Luego de leer un poco por aquí y por allá, de conocer autores, temas, su evolución a través del tiempo, caí en la cuenta de que el género del horror, como muchos otros en la literatura, es apasionante, susceptible de gran belleza y particularmente, un gran maestro de ética. Además, el tema principal nos atañe a todos: el miedo y sus porqués.

Todo este preámbulo lo he hecho con la intención de expresar mi admiración por un género que me ha enriquecido en la comprensión de mi mundo y del espíritu humano. Y que puede llegar a ser muy bueno o muy malo en términos estilísticos y temáticos, pero jamás “sub”.

Agradezco profundamente su compañía y la oportunidad de estar entre ustedes en esta tarde de otoño que a ratos más parece de verano, agradezco profundamente hallarme en la compañía literaria de mis compañeros antologados y agradezco la oportunidad de contribuir, de manera muy modesta, a la expansión de un género cuyo potencial es tan extenso como innumerables los temores humanos.


Muchos besos a la raza antologada, aunque además de D nadie los reciba. Y como ya os receté el textín, pasemos a otras cosas. Al rato les pongo la foto de la Hurona correspondiente al día de hoy.


Por lo pronto, que pasen bonito día :)

4 comentarios:

Diana dijo...

¡Yasilla!

Qué bueno que la presentación resultó bien, a pesar de la chafipresentadora sordeada.

Ya ves que no pude asistir por sacar el pedido de galletas de Natalia. Sí, asunto charro, pero así estuvieron las cosas, para qué le intento acomodar.

¡Cuídese!

sr. magnánimo dijo...

¡La D!

No hay pedo. Lo chido es que nos hubiéramos ido todos al Vip's. La presentación estuvo chida, pero nada que no hayas visto antes.

Besos a vos y la raza.

Renato dijo...

¿Cómo que "presunto"? Ahora me embarras. Ya firmé, ya me amolé.

Amo chimpas.

Nicolás Díaz dijo...

Eh, sólo les hubieras leído este texto, para que pagaran por conocer el cuento :P